Ophlin


Sería inapropiado fantasear que Oplhin es una ciudad portuaria, pues carece de puertos, de muelles, de embarcaciones, de marinos y de toda esa actividad incesante que suelen tener las ciudades portuarias.
En lugar de eso, se la puede describir como una gigantesca maza de tablas, nudos y amarres, que se expande sobre el mar, desafiante y caprichosa. Dadas sus dimensiones, una gaviota desde su vuelo podría confundirla con un islote. No obstante, fue la mano del hombre y no la de los dioses quien tuviera el atrevimiento de crear semejante lugar.
Su estructura, calles, viviendas y comercios, están improvisados sobre bloques de madera y troncos amarrados, enmohecidos y putrefactos por los años, castigados por el oleaje, la sal y los vientos.
Entre mástiles y velas, prosperan las granjas con sus cultivos y animales de crianza. No es raro encontrar también árboles y hasta pequeñas alimañas que pululan en un habitad casi natural.
Ophlin, a diferencia de otras ciudades, no tiene una forma establecida ni es posible construir un mapa que sea de utilidad. Su anatomía cambia según lo dispongan los enormes bloques flotantes que la conforman; y estos a su vez, según el antojo de sus habitantes.
No hay gobierno general establecido, y no existe otra ley que la del sentido común.
La vida en Ophlin es simple: las mañanas son ardientes, los atardeceres ocre, y las noches azulinas. En las tabernas los hombres ríen y festejan canciones de borrachera; las calles, jamás silenciosas, susurran historias de trifulcas fabuladas, de tesoros escondidos y de apariciones abominables.
Ophlin no está conectada con ninguna otra urbe. No existen rutas de acceso ni de comercio, pues como sus pobladores necesitan poco la ciudad se autoabastece.
A este lugar solo se llega por milagro y nadie se ha preguntado jamás como salir.
Dioses con tridentes velan por ella, ahuyentando vientos, tempestades y curiosos.
Por las noches se relatan historias de naufragios para asustar a los chicos, que se duermen temerosos prometiendo ser más buenos al día siguiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario